«La
CIA trazó pormenorizadamente lo que Juan Carlos I debía hacer las seis primeras
semanas de su reinado»
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Felipe VI se sostiene sobre las ruedas de la CIA y del CNI |
Transacción
El pueblo, decía Louis Blanc, despertó asustado con el ruido de pasiones que no eran las suyas.
François Mitterrand, en “El Golpe de Estado permanente”
Constituye,
pensamos hace tiempo, denominación engañosa la tan manida de “Transición”, por
más que dicho vocablo se haya solidificado y expandido, según convenía al
interés de los francofascistas transmutados en demócratas como por arte de
birlibirloque, que encima se las ingeniaron para continuar, muchos de ellos,
subidos al burro de los cargos políticos y prebendas conexas con los mismos. Un
servidor cree en otra denominación que cuadra mejor, la de “Transacción”, o
sea, acción o función de transigir (los demócratas y antifranquistas), esto es,
de ceder o claudicar no poco.
La
operación transaccional tejida en los primeros años setenta contaba con un
grado elevado de “visto bueno”, para no decir de mando, por parte de USA,
concretamente de uno de sus más infames y derechistas Presidentes, Richard
Nixon, que temía un estallido democrático-revolucionario en España a la muerte
del césar marroquí ferrolano. (Nos referimos, como ustedes sabrán, al
Presidente que allí llamaban “Tricky
Dicky”, Dicky el Tramposo, quien había dinamitado poco antes al noble
Presidente Allende, en Chile). Uno de los agentes de tal operación era un
engreído militar de los servicios secretos medio castrenses-medio civiles de
Carrero Blanco, el coronel San Martín, etcétera, llamado Fernández-Monzón (al
que ustedes quizá recordarán por cómo fue más tarde, ya general, expulsado del
mando de la Policía Municipal madrileña). Monzón, que viajaba entre Washington
y Madrid (lean a Alfredo Grimaldos, “La CIA en España”), negaba que el Rey
fuese el motor de la Transición. “Ni Suárez ni él fueron motores de nada
-–afirmaba--, sólo piezas importantes de un plan muy bien diseñado y concebido
al otro lado del Atlántico por la Secretaría de Estado y la CIA, plan que
desembocó en la “Transición”. En el mismo se preveía una dura intervención del
Ejército español en caso de que aquí se produjera un vacío de poder”.
También
se preveía una operación, bajo auspicio de la CIA, diseñando pormenorizadamente
lo que el Borbón debía hacer durante las seis primeras semanas de su reinado.
Llamada “Operación Tránsito”, que dirigía en buena parte el General Armada,
Secretario General de la Casa del entonces Príncipe, detallaba incluso que en
los funerales de Franco el Rey debía ser efusivo con el Presidente de la
República Alemana, pero frío con Pinochet. Ya Rey Juan Carlos, se confeccionó
por los servicios secretos españoles un esmerado dossier, denominado archivo
“Jano” (por lo de las dos caras del personaje mitológico), de la vida pública y
privada de las principales personas del país, incluidos sus grandes trapicheos
y corrupciones (a Girón, por ejemplo, parece que se le neutralizó recordándole
sus tejemanejes en el Palacio de Congresos de Torremolinos).
En
“Jano” se prestaba particular atención a los miembros de las últimas Cortes
franquistas, haciéndoles conscientes de ello. De este modo, la Ley para la
Reforma Política (Ley 1/1977) que debían votar dichos “procuradores en Cortes”
el 18-11-76 haciéndose el harakiri, liquidando las “Leyes Fundamentales” del
franquismo, salió adelante por enorme mayoría. A cambio de este “servicio”,
dichas Señorías franquistas tendrían buen acomodo en el nuevo sistema
posfranquista, y a nadie se pedirían responsabilidades. Y los demócratas
teníamos que tragarnos todo esto, o no habría Democracia. Voilà la
“Transacción”.
Una añadidura o apéndice: los militares
(Tenientes Generales) miembros de dichas Cortes fascistas votaron “no”, a
saber: Barroso Sánchez-Guerra y Castañón de Mena, ex Ministros del Ejército;
Lacalle Larraga, ex Ministro del Aire; Galera Paniagua; Iniesta Cano;
Pérez-Viñeta. Ellos (varios, falangistas) no querían una Transacción, sino un
franquismo sin Franco bajo control del Ejército. Por cierto que también votó
“no” algún obispo fascista, como Guerra Campos. Blas Piñar, ídem, claro.
II
De
todos estos polvos “transaccionales”, con absoluta impunidad del franquismo y
numerosos franquistas detentando enorme poder desde la muerte de Franco hasta
hoy, vienen no pocos de los actuales lodos. Éstos, con algunos aspectos
especialmente preocupantes, como el pacto, concierto o componenda entre los dos
partidos más numerosos, PP y PSOE, que en algunas dimensiones semejan un
“Régimen”, turnándose a lo Cánovas y Sagasta. Este país nuestro sigue, en
algunos aspectos, castrado, pendiente de “rescatar siglos”. Francia ha tenido
cuatro “revoluciones burguesas” en 1.789, 1.830, 1.848, 1.870. Nosotros, sólo
un dignísimo intento de una, la II República, que fue fusilada por el fascismo
(incluidos Hitler y Mussolini entre los fusiladores).
El
“sistema”, en suma, sigue siendo muy poderoso, incluyendo entre sus armas o
instrumentos unas normas electorales que atentan contra la Democracia, que
huelen demasiado a “partitocracia”. Igual que el supuesto Estado de Derecho
hiede a Estado de Desigualdad, con inmensa burla de Artículos como el 35 de la
Constitución (“derecho al trabajo y a una remuneración suficiente para el
trabajador y su familia”) o el 47 de la misma (“derecho a una vivienda digna y
adecuada”). Además, prácticamente todos los medios de comunicación (televisión,
radio, prensa) son directamente propiedad de los grandes grupos económicos o
les obedecen como párvulos. Para lo cual cuentan esos poderosos grupos con la
obediencia de gran parte de la “clase política” que gobierna y fabrica las
leyes. En cuanto a la jerarquía de la Santa Iglesia, parece tener un pacto de
acero con la derechona, no oímos a los obispos clamar por que el pueblo de Dios
deje de padecer hambre y sed de justicia… y de comida, trabajo, vivienda; ellos
ya se llevan buenos millones de euros salidos de nuestros impuestos.
La
Economía es, por supuesto, básicamente “financiera”, no está al servicio de la
gente, sino del gran capital, de los bancos y sus negocios. Mas ¿de dónde se
podría quitar dinero para atender a los más desfavorecidos? ¿Quizá de los
enormes gastos militares, ya que no parece verosímil tener ninguna guerra? ¡Ah,
no, eso no se toca! No nos dejaría “el gran padre blanco” de Washington.
Además, las industrias de armamento ocupan uno de los grandes renglones de la
dichosa gran Economía y de los omnipotentes mercados. Y no importa que haya
corrupción aquí y allá, o escándalos como el de los ejecutivos de Caixa
Penedès. El poder económico es el “poder real”, como dice Saramago. Que añade:
“Es hora de aullar contra los poderes que nos gobiernan; si no, es que nos
merecemos lo que tenemos”.
III
Parece
obvio que los inmensos poderes económicos (el Fondo Monetario Internacional,
FMI; la omnipotente Banca; las opulentas grandes empresas) y sus grandes
vasallos, los poderes políticos, han dicho “basta” al reyezuelo
desprestigiadísimo por sus escándalos, elefantes, Corinnas, por los urdangarines,
por sus enriquecimientos y por tantas cosas más. Juan Carlos ya no puede
garantizarles como hasta ahora una buena ayuda en su pillaje sobre el sufrido
pueblo supuestamente soberano. Debe caer, deciden.
La campana ha acabado de sonar con el
resultado de las Elecciones del 25 de mayo, el citado hundimiento del
bipartidismo celtíbero colaborador con dicho dúo de grandes poderes (iba a
decir de amos del poder y la gloria, mal plagiando aquel título de Graham
Greene), que han dicho “hasta aquí”. Obediente, el “régimen” de apareamiento
PP-PSOE (lo que no quiere decir que ambos sean mellizos o equivalentes) ha
dejado o hecho caer al monarca.
Cabe recordar que Juan Carlos era un Rey
ilegítimo, por más que fuese “legal” (“leyes”, haber haylas hasta en las más
canallas dictaduras). Queremos decir que era un rey por “dedazo” del carnicero
dictador Franco, para acceder a cuya corona hubo de traicionar y vender a su
propio padre, quien encarnaba la “legitimidad monárquica” y que no aceptó este
dedazo del “caudillo” fascista socio de Mussolini y Hitler. No lo aceptó ni
cuando Franco designó a Juan Carlos para sucederle, en el verano de 1.969, ni
cuando el mismo accedió a la corona, fallecido el dictador.
A
los Borbones ya los ha echado el pueblo español varias veces (Isabel II y
Alfonso XIII), sin contar que Carlos IV se echó a sí mismo al abdicar en
Napoleón. Cuando estaban definitivamente liquidados del trono de España (desde
1.931), el dedazo de un dictador sangriento, que se hizo “Jefe del Estado”
apoyándose en el fascismo italiano y alemán, gracias a los cuales dinamitó a la
II República, puso otra vez en el trono ¡por cuarta vez! a un Borbón, Juan
Carlos, que se ciscó en los “derechos” dinásticos de su padre. Quel pays!,
solía decir de nosotros, cariñosamente, un buen amigo francés.
IV
Intentan
vendernos la cabra --para que traguemos a un nuevo Borbón, Felipe-- de que a
Juan Carlos y sus sucesores los admitimos los españoles al aprobar en
referéndum la Constitución de 1.978 (Art. 57) el 6 de diciembre de dicho año.
No, miren ustedes: una Constitución tiene dos caras o pieles, una jurídica y
otra política. Y la cara o dimensión política nos dice que muchos españoles
votaron dicha Constitución porque, como hemos apuntado, si no la votaban, había que continuar con las “Leyes
Fundamentales” de la dictadura militar-fascista. En suma, al pueblo no se le ha
permitido legítimamente expresarse. Sino que admitió la Constitución bajo
coacción. Repetimos: ilegítimamente.
Por
ello, el “Príncipe Felipe” no tiene derecho a ser Rey de los españoles sin
pasar por un referéndum monarquía-República. Porque, en consecuencia de lo
hasta aquí dicho, el Régimen legítimo sigue siendo la República en tanto no
haya un referéndum República-monarquía sin las coacciones y compulsión
inherentes al referéndum del 6-12-78. Y porque, si rizamos el rizo, incluso la
Constitución de 1.978 establece, en su Art. 92, la vía del posible Referéndum
de todos los ciudadanos para “las decisiones políticas de especial trascendencia”.
¿Y ésta acaso no lo es?
José
Luis Pitarch
Presidente
federal de Unidad Cívica por la República
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