Abran los ojos
Que cada uno crea su propia realidad creo que
es algo que ya nadie, o casi nadie pone en duda. Ya decía el refranero español
a su manera castiza, que no hay más ciego que el que no quiere ver, que es otra
forma de decir lo mismo. Esto es así en líneas generales.
Pero en estos
tiempos que corren en que la información llega a nosotros queramos o no, hay
ciertas cosas que no se pueden obviar y más si te dedicas a lo público.
Ando yo dándole
vueltas y preguntándome qué haria esta
que escribe, si la semana que viene me fuesen a proclamar reina de un país, me
da igual cual fuera, y estuviese viendo manifestaciones, peticiones de
referéndum, movilizaciones generales de una gran parte de la sociedad clamando más que pidiendo, la
libertad de elegir si quieren que yo reine sobre ellos o no...
Por regla general
nunca me ha gustado ir allí donde no soy bien recibida, para empezar por mi
misma y para seguir por respeto a quienes no me quieren, que sus razones
tendrán. De manera que he llegado a la conclusión, que yo, de ser princesa
aspirante al trono, sí preguntaría.
Supongo que mi
manera de enfrentarme a esa situación es mia y de nadie mas.. . Pero como yo
creo en la igualdad de todas las criaturas que habitamos esta tierra, me
aventuro a extrapolar mi sentir.
Y por mas vueltas y
vueltas que le doy no logro entender esa actitud de esconder la cabeza y hacer
que no pasa nada... o de hacerse el ciego, como dice el refranero, que para el
caso es lo mismo.
Me pregunto también
por qué se niegan a hacerlo. No pasaría nada, si se vota y la mayoría dice que
sí, pues nada, monarquía al canto... y si sale que no... pues si está tan
preparado, vale tanto y tiene tantos seguidores, que se presente a las
siguientes elecciones presidencialistas... quizá ganase y además lo haría
refrendado por ese pueblo al que dice representar.
Nunca he entendido
ese miedo enfermizo al cambio. La vida es eso, un puro y constante movimiento,
un renacer cada mañana, evolucionar, crecer... en definitiva cambiar. Aferrarse
al pasado, a lo establecido y encima querer pretender que eso es lo mejor, denota una falta de fluidez tan
grande, como incompatible con el
discurrir de todo aquello que está vivo.
Los tiempos
han cambiado, ya no somos súbditos, somos ciudadanos, la sangre que corre por
nuestras venas tiene el mismo color que la que corre por la de ellos... abran
los ojos por favor.
CONCHA CASAS
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