«¡Seamos honrados por encima de todo! No hay otra revolución»
Cartel del acto de declaración de la antigua prisión provincial de Granada como Lugar de Memoria Histórica (30 de julio, 2014) |
El pasado
30 de julio, la que fuera cárcel provincial de Granada, de la que actualmente
sólo queda la entrada tras haber sido derruida, fue declarada lugar de la
Memoria Histórica. En un emotivo acto participaron representantes de
movimientos republicanos, asociaciones memorialistas, representantes de la
Junta de Andalucía y familiares de presos. Reproducimos las palabras que
pronunció el escritor y periodista Gregorio Morales Villena.
¡Seamos honrados!
Desde el momento de su inauguración, esta cárcel que llevó
el ilustrado nombre de Modelo y que había sido construida bajo los principios
regeneradores de la República pasó a albergar presos políticos de izquierdas
que eran encerrados sin causa o inventando acusaciones falsas. Así, mi abuelo,
Gregorio Morales Martínez, fue encerrado en 1934 con la ridícula acusación de “escándalo
público y embriaguez”, ¡él que era abstemio y no dejaba de pasar una velada en
familia!
Mi abuelo, significado
socialista, alcalde de Alomartes, la persona más leída que he conocido, un
analista finísimo de cuanto sucedía, no llegó sin embargo a sospechar con
suficiente antelación lo que se avecinaba. Por eso, pudo escribir en una carta
refiriéndose a su “estancia” en esta Modelo, que “no temía nada porque nada
había hecho”. Y lo mismo cuando su hijo, Gregorio Morales Linares, llegó en
1935 también a ser devorado por estos hoy derruidos muros. “¡Que no le pasaría
nada porque nada había hecho!”. Aterra pensar lo que sucedió meses después.
En una carta que le envió a esta
cárcel el 24 de marzo de 1935, dice:
“Estás en
esa, hijo mío, por una de las muchas barbaridades y anomalías que se están
cometiendo por los que se dicen defensores de la justicia, por esos hombres sin
fe y sin conciencia que, con el nombre de Dios siempre en los labios, pretenden
ocultar que llevan a Caín en el corazón; son unos seres malvados e hipócritas,
que tienen una religión que les manda perdonar y no perdonan, y un mandato que
cumplir: ‘¡No matarás!’, y en cambio desean el exterminio del género humano a
cambio de satisfacer sentimientos para los que no hay calificativo apropiado.
Guarda en absoluto las normas que ahí rigen. Sé correcto con todos y útil a los
compañeros de cautiverio en la medida de tus fuerzas, y, sobre todo, no dejes
pasar el tiempo en balde. Escuelas hay ahí; lee mucho y estudia más, pues con
estos dos quehaceres las horas pasarán más rápidas y más provechosamente. Y no
olvides, querido hijo, que te quiero socialista, pero, por encima de todo, te
quiero honrado”.
¿Vivimos tiempos parecidos? Yo no
sé lo que va ocurrir, aunque amaría con todo mi corazón que adviniese una
República, pero tengo claro cuál es el camino, y ese camino está en las
palabras con que mi abuelo rubrica la carta: “Por encima de todo, te quiero
honrado”. Es porque los secuestrados ignominiosamente tras estas hoy
imaginarias paredes fueron honrados, por lo que su aliento nos ha llegado intacto
y ha sido más largo e inspirador que el de sus asesinos. ¡Seamos honrados!
Pero no tontos. No lo fue la
inmensa mayoría que se hacinó aquí. Tampoco mi abuelo. Cuando el 22 de julio
fueron a detenerlo, ya no albergaba dudas. Avezado cazador como era, se refugió
en la azotea de casa junto a sus tres hijos mayores, Gregorio, Paco y Ángel, e hicieron frente la
guardia civil, hiriendo a un capitán. No se atrevieron los números a continuar,
viéndose obligados a recurrir a una mediadora, mi tía Olimpia. Sólo sus ruegos
desgarrados movieron a mi abuelo y tíos a entregarse. Fueron inmediatamente
detenidos y conducidos a esta prisión. Mi abuelo fue fusilado en la madrugada
del 28 de julio. Mi tío Gregorio le seguiría semanas después, en la madrugada
del 22 de agosto.
Murieron con valentía y hasta con
arrogancia, sin agachar la cabeza ni suplicar merced de sus verdugos. Hay que
ser valiente para ello. Como hay que serlo hoy simplemente… para ser honrado. Y
hay que ser más valiente aún para ponerlo por encima de cualquier otra cosa. ¡Sin
embargo, es el único camino para lograr la España a la que aspiraron ellos! De
nosotros depende que el sufrimiento que hubo tras estas paredes no fuese en
vano. ¡No podemos permitir que nos arrebaten su legado! Oigo sus voces que dicen:
“¡Tenéis una nueva oportunidad! ¡No cometáis los mismos errores! Será ahora o
no será jamás”. Sabemos que se hace cada día, paso a paso, obra a obra. ¡Seamos
pues honrados por encima de todo! No hay otra revolución. ¡Basta con serlo para
que lo demás venga por añadidura!
GREGORIO MORALES VILLENA
Antigua Cárcel Provincial de Granada
30 de julio, 2014
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